sábado, 21 de mayo de 2011

JULIA KRISTEVA - LA REVOLUCION DEL LENGUAJE POETICO. LA VANGUARDIA A FINES DEL SIGLO XIX: LAUTREAMONT Y MALLARME.(1)

("La révolution du langage poétique. L`avant-garde à la fin du XIXe siècle: Lautréamont et Mallarmé" Editions du Seuil, 1974. Trad.: Rodrigo Gómez M.)

De "Instancias del discurso y alteración del sujeto" en "El dispositivo semiótico del texto":

2- El desdoblamiento de la instancia subjetiva: "Los Cantos de Maldoror".

   Varios pasajes de los Cantos evocan un sujeto poético dividido: "Lanzo una larga mirada de satisfacción a la dualidad que me compone[...] y me encuentro bello(7)!" Esta dualidad es sentida como corporal o bien observada en la estructura de los objetos "naturales" : "Inclina la binaridad de tus rótulas hacia la tierra y entona un canto de ultratumba(8)" ; "...una de tus manos detuvo la binaridad de mis brazos en su torno[...](9)" ; "...binaridad de los postes de la guillotina(10)".
   Pero este binarismo (del cuerpo propio) condensa de hecho la polarización que representa la pareja "sujeto de la enunciación" - "Maldoror". Este doblete en el que los constituyentes son inseparables a  lo largo del texto, induce los desdoblamientos en algunos de los términos. Así, en una de sus múltiples encarnaciones, Maldoror es explicitamente descrito como doble: "La forma grisácea que se me apareció no era un loco. El bloque plástico que percibí no era una fragata. La carne cristalizada que observé no era un cormorán. Ahora lo veía, el hombre tenía el encéfalo desprovisto de protuberancia anular! (siguiendo la descripción ornitológica tomada de la Enciclopedia de Historia Natural del doctor Chenu)[...] Con aquella satisfacción de no ser completamente ignorante acerca de los secretos de su doble organismo, y con la avidez de saber más, lo contemplé en su metamorfosis continua(11)!".
   Cada polo de la relación dual está de tal manera dividido en si mismo; no es por lo tanto más que una fuerza del oponerse el uno al otro lo que los constituye. Pero esta oposición no permanece externa, a la manera de una polaridad kantiana; los dos opuestos se interpenetran, de tal forma que el otro genera en el uno un "héroe imaginario". - " Ustedes han reconocido al héroe imaginario que, tras largo tiempo, rompe por la presión de su individualidad mi desdichada inteligencia! Sin embargo Maldoror está cerca de Mervyn[...](12)." Varias partes de los Cantos resumen esta rotura de la instancia unaria que surge de otras unidades parecidas, pero en contradicción entre ellas. Se citará el ejemplo de los dos adolescentes salidos del vientre de la araña: aunque ella les da sucesivamente su amor, ellos se pelean sin cesar en el agua y en el bosque(13). División, multiplicación - la operación es abierta y puede llegar al infinito; lo importante no es calcularla, sino indicar que amenaza la unidad. - "Dos torres enormes se percibían en el valle[...]. Multiplicándolas por dos, el resultado era cuatro[...]pero yo no distinguía muy bien la necesidad de esta operación aritmética(14)." Se puede recordar, en el mismo orden de operaciones, los cálculos mallarmeanos sobre las páginas y las divisiones del público para el libro teatral(15). Así pluralizado (pulverizado), el "yo" ya no es una instancia; puesto en proceso (en el sentido de Kafka) por el otro introyectado, "yo" es un movimiento rítmico, una dinámica ondulatoria. - "Viejo océano, eres el símbolo de la identidad[...](16)." Se puede seguir precisamente esta ondulación de la instancia subjetiva. La lucha con el otro hace que "yo" sea y no sea: "...es yo mismo quien habla.[...]es yo mismo, a menos a que me engañe[...](17)"; enseguida, "yo" se desliza fuera de la locución y se nombra "él", y esta salida fuera de la alocución hace perder, nuevamente, el hilo del sentido, de tal suerte que, sobre un fondo de sin sentido, la risa puede estallar: "Habrá, en mis cantos, una prueba imponente de poder[...] Él canta para él mismo, y no para sus semejantes. No encuentra la medida de su inspiración en la balanza humana. Libre como la tempestad, ha venido a varar un día, a las playas indomables de su terrible voluntad! No se queja, ya no es él mismo! En los combates sobrenaturales, atacará al hombre y al Creador[...]que sea maldito[...] el que aún no entiende a los canguros implacables de la risa y a los piojos audaces de la caricatura(18)!" El "yo" extirpado de su posición se aferra a un "él" que, estando fuera del diálogo, no designa a ningún enunciador del acto discursivo en desarrollo, sino que marca simple y objetivamente la posibilidad de una instancia del discurso(19). Si la risa, próxima a la hipnosis, se desencadena por el movimiento de desarraigo, es siempre un reirse de la significación constante. Sin embargo, un tercer momento de este proceso que sufre la instancia subjetiva está indicado en los Cantos: la pérdida de la imagen especular, el vacío simbólico y subjetivo del que Mallarmé ha podido hablar en sus cartas y que Lautreamont describe en el trayecto mismo de los Cantos. - "...romper este espejo, en pedazos[...]. No es la primera vez que la pesadilla de la pérdida momentánea de la memoria establece su morada en mi imaginación, cuando, por las inflexibles leyes de la óptica, llego a ser despedazado ante el desconocimiento de mi propia imagen(20)!"
   Este estallido de la identidad se da directamente producido bajo la amenaza de un padre todopoderoso, aplastante, privando al "yo" de su cuerpo, de su piel, de su cuero cabelludo (desplazamiento de la castración), y que lo ingresa así al circuito de las alucinaciones. Por esto, en el Canto cuarto, el hijo parece "dócil al consejo de la paternidad(21)", pero cuando ya no es observado, engaña al padre, y este movimiento de aceptación y de rechazo del rol legislador (del lenguaje y de todo comportamiento) mantenido por el padre, despliega al fantasma: " En el muro de mi cuarto, ¿qué sombra señala , con un poder incomparable, la fantasmagórica proyección de su silueta arrugada(22)?" El fantasma aparecido está descabellado:"...privación momentánea de la piel que recubre lo alto de tu cabeza(23)" ; "...yo, también, he sido descabellado[...](24)." El fantasma no tiene cuerpo: "Escucha, a menos a que no seas más que la débil condensación de una niebla (escondes tu cuerpo en cualquier parte, y no lo puedo encontrar)[...](25)." "Busquemos este cuerpo inencontrable, que sin embargo mis ojos perciben: merece de mi parte, las señas más numerosas de una admiración sincera. El fantasma se burla de mi: me ayuda a buscar su propio cuerpo. Si le hago la seña de quedarse quieto, enseguida me devuelve la seña...(26)" (Pp. 319-321).

NOTAS:

(7) O.C., p.339
(8) O.C., p.293
(9) O.C., p.309
(10) O.C., p.281
(11) O.C., p.269-271 subrayado nuestro
(12) O.C., p.323 subrayado nuestro
(13) O.C., p.304 sq.
(14) O.C., p.224
(15) Cf. Chap. C,VIII;6
(16) O.C., p.55
(17) O.C., p.258
(18) O.C., p.224 subrayado nuestro
(19) Hemos recordado en el cap.A,I,7, nota 78, la relación estrecha existente entre el pronombre personal de la tercera persona y el verbo "ser" en ciertas lenguas.
(20) O.C., p.243 subrayado nuestro
(21) O.C., p.237
(22) Ibid.
(23) O.C., p.239
(24) O.C., p.243
(25) O.C., p.241
(26) O.C., p.242

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